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Los 4 Estilos de Crianza: ¿Cuál Estás Aplicando y Cómo Mejorarlo?

Hablar de los estilos de crianza y habilidades parentales muchas veces nos lleva a cuestionar el trabajo que hacemos a diario como padres y madres. Sin embargo, en ningún momento nos enseñan cómo criar niños de manera efectiva. Esto significa que nuestras habilidades y competencias como cuidadores se forman a partir de las experiencias que vivimos a lo largo de nuestra vida y del deseo de cambiar ciertos patrones que observamos en nuestros propios padres y que no nos gustaría repetir con nuestros hijos.

En primer lugar, debemos comprender que los estilos de crianza influyen significativamente en el proceso de socialización de los niños. Los valores que como padres transmitimos se reflejan directamente en la conducta de nuestros hijos e hijas y en la forma de desenvolverse en diferentes contextos. El hogar es el primer lugar donde estos valores se inculcan, educando y formando a los niños con mucho amor y la infaltable, pero necesaria constancia y disciplina, las cuales permiten establecer normas y límites que se integran en las rutinas diarias, fundamentales para el desarrollo de los niños.

¿Cuáles son los estilos de crianza más comunes?

Ahora bien, dentro de los estilos de crianza podemos ser un papá o una mamá que establece reglas estrictas para ser cumplidas, sin aceptar que los niños expresen sus opiniones o sentimientos. Este enfoque es conocido como el estilo de crianza Autoritario. Este estilo fomenta la obediencia en los niños, lo cual puede parecer una ventaja, pero también conlleva el riesgo de generar conflictos en relación con su autoestima y su capacidad para tomar decisiones por sí mismos.

Por otro lado, existen padres más flexibles, quienes evitan imponer reglas estrictas y prefieren enfocarse en ser amigos de sus hijos en lugar de figuras de autoridad “pesadas” o “molestas”. A primera vista, este enfoque puede sonar muy atractivo, pero ¿cómo afectaría realmente esto a los niños? Este es conocido como el estilo de crianza Permisivo. Si bien ayuda a que los niños se sientan comprendidos y queridos, también dificulta que aprendan a manejar límites. Esto puede llevar a problemas significativos de disciplina y a dificultades para establecer normas en distintos contextos.

También hay padres que, de forma consciente o inconsciente, muestran cierto desinterés por las necesidades emocionales o físicas de sus hijos, evitando involucrarse en aspectos clave de sus vidas como el hogar, la escuela o la salud. Este es el estilo de crianza Negligente, y puede tener graves consecuencias. Los niños que crecen bajo este enfoque suelen desarrollar baja autoestima y enfrentan dificultades para establecer relaciones saludables.

Finalmente, existe un estilo de crianza que permite a los niños tomar decisiones acertadas, establecer rutinas apropiadas a su edad y fomentar tanto la independencia como la autoestima.

Suena ideal, ¿verdad? ¿Cómo se llama este estilo? ¿Qué se necesita para lograr implementarlo?

Este es el estilo de crianza Democrático, y aunque trae consigo numerosos beneficios, también requiere un esfuerzo significativo por parte de los padres.

Para lograr este estilo, es fundamental establecer reglas claras, razonables y acordes a las capacidades del niño o niña, acompañándolas de un enfoque lleno de cariño. La disciplina y el respeto dentro del núcleo familiar son esenciales, pero la clave está en la constancia. Esto puede ser agotador, ya que no todos los días serán iguales: habrá jornadas en las que la “batería del amor” estará casi agotada y otras en las que tendremos que buscar maneras de recargarla. Sin embargo, este esfuerzo vale la pena, ya que el estilo democrático no solo incluye normas y límites, sino también un compromiso constante con la vida y el bienestar de nuestros hijos, todo mientras manejamos los retos de la vida adulta.

Entonces, podemos concluir que cada estilo de crianza tiene un impacto directo y significativo en el desarrollo y la personalidad de los niños y niñas. Algunos priorizan la disciplina, otros promueven la libertad, y algunos logran integrar ambos elementos. Sin importar cuál sea el estilo que adoptemos, nunca debemos olvidar que el respeto y el amor son la base fundamental de cualquier relación con nuestros hijos.

Ahora que conoces los diferentes estilos de crianza, te invito a reflexionar:

¿Qué estilo estás utilizando actualmente? ¿Es este el más adecuado para las necesidades de tu hijo?

  • Matías Gajardo.
  • Psicólogo.
  • Escuela Diferencial Rucakuyén.

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