El diagnóstico de un hijo con Trastorno del Espectro Autista (TEA) puede generar diferentes miedos, preocupaciones e incertidumbres en los padres. Estas inquietudes abordan principalmente aspectos emocionales, prácticos y cotidianos del día a día, dado que el TEA es un trastorno neurobiológico que afecta la comunicación, la interacción social y la conducta.
Frente a estas incertidumbres sobre cómo proporcionarle el apoyo adecuado a sus hijos —sobre todo cuando se enfrentan a situaciones desafiantes y desconocidas— aparece el desafío de acceder a apoyos especializados en todas las áreas del desarrollo. Sin embargo, en muchos casos el abordaje multidisciplinario no es suficiente. Surge entonces otra inquietud: cuando el médico tratante indica tratamiento farmacológico, muchas familias se cuestionan su necesidad y eficacia. Esto es algo que suele plantearse también durante el proceso de aceptación del diagnóstico, como se aborda en “Duelo Post-Diagnóstico TEA: Comprender y Afrontar el Proceso”.
La medicación en el tratamiento del Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una herramienta importante para manejar ciertas conductas y la ansiedad, y así mejorar la calidad de vida del niño. Aunque no existe un medicamento específico para tratar el TEA en su totalidad, algunos fármacos pueden ser útiles para abordar conductas y comorbilidades asociadas.
El respeto a la medicación indicada en niños con TEA es fundamental para garantizar la efectividad de las intervenciones del equipo multidisciplinario. Como todo tratamiento, para que sus resultados sean los esperados, seguir las indicaciones médicas es esencial para asegurar que sea seguro, eficaz y beneficioso. La medicación, el manejo adecuado y la supervisión médica son claves para lograr un tratamiento exitoso y mejorar la salud y bienestar general del paciente. Al adherirse a las recomendaciones del médico, se maximizan las probabilidades de éxito y se reducen los riesgos.
Por ello recordemos que debemos:
1. Seguir estrictamente las indicaciones médicas
• Cumplir con la dosis y el horario recomendados: Tomar los medicamentos según la dosis exacta y a las horas indicadas es fundamental. No se debe modificar la dosis ni omitir tomas, ya que esto puede disminuir su efectividad o aumentar el riesgo de efectos secundarios.
• No interrumpir el tratamiento sin consultar al médico: Puede haber la tentación de suspender un medicamento si los síntomas parecen mejorar, pero hacerlo puede afectar el control de los síntomas a largo plazo. Todo cambio debe hacerse bajo supervisión médica.
2. Monitoreo constante y seguimiento médico
• Consultas regulares con el médico: Es fundamental asistir a controles periódicos para evaluar la efectividad del tratamiento y ajustarlo si es necesario, especialmente a los 2, 4 y 6 meses desde su inicio.
3. Ajuste personalizado del tratamiento
• Evaluaciones periódicas: Las dosis pueden requerir ajustes según la respuesta del paciente. No todos los niños reaccionan igual, por lo que estos ajustes son necesarios.
• Considerar comorbilidades: Muchos niños con TEA presentan además ansiedad, TDAH o trastornos del sueño. El tratamiento debe adaptarse a estas necesidades y coordinarse con otras terapias, en línea con un enfoque integral del desarrollo como se promueve en “Más Temprano, Mejor: La importancia del diagnóstico TEA temprano y una intervención oportuna”.
4. Apoyo familiar y psicológico
El acompañamiento psicológico a la familia y al niño es esencial para gestionar adecuadamente emociones y comportamientos, facilitando así la implementación del tratamiento.
5. Crear un entorno estructurado y adecuado
• Ambiente controlado y predecible: Una rutina clara que incluya administración de medicamentos, comidas, aprendizaje y descanso contribuye a la estabilidad emocional y conductual del niño.
• Reducir el estrés y la sobrecarga sensorial: Un entorno tranquilo y con menos estímulos sensoriales puede maximizar los beneficios del tratamiento.
6. Adherencia a largo plazo
• Motivación y refuerzo positivo: La adherencia puede ser un desafío, especialmente si el niño no comprende la necesidad de tomar medicamentos. Utilizar refuerzos positivos puede ser de ayuda.
• Trabajo en equipo con profesionales de salud: La colaboración entre médicos, psicólogos, terapeutas y docentes asegura un tratamiento farmacológico integrado en un plan más amplio, como también lo destaca “La gran Importancia de la Educación Temprana en Niños con TEA en Escuelas Especiales Diferenciales”.
7. Revisión continua de los medicamentos
• Evaluación de la efectividad: A medida que el niño crece o cambian los síntomas, es importante revisar si los medicamentos siguen siendo adecuados. Podría ser necesario modificar la dosis o cambiar el medicamento.
El tratamiento farmacológico permite, en ciertos casos, un abordaje más integral, que exige un compromiso constante de las familias, del equipo multidisciplinario y de apoyos clave como la profesora diferencial. Seguir las indicaciones médicas y realizar un seguimiento adecuado son pasos fundamentales para avanzar en este camino.
El enfoque integral y el compromiso entre médicos, familias y escuela son esenciales en el abordaje de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) u otras condiciones médicas. Esto implica que el tratamiento no debe ser solo farmacológico, sino que debe contemplar una combinación de terapias, intervenciones y apoyos continuos. Se trata de considerar todas las áreas del bienestar del niño —físicas, emocionales, sociales y cognitivas—, tal como se explica en “¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista (TEA)? Características, diagnóstico y cifras en Chile”. No se trata solo de dar un medicamento, sino de ver al niño como un todo.

- Mariela Neira Cabezas.
- Profesora Diferencial.
- Educador de Párvulos.
- Magister en Educación Diferencial.
- Jefe UTP.
- Escuela Especial Rucakuyén.