La educación parvularia se centra principalmente en instalar las primeras bases de aprendizaje en niños y niñas, que poco a poco van avanzando hacia la educación básica. Si bien este nivel no es un requisito obligatorio para la continuidad, sí entrega herramientas fundamentales que fomentan el desarrollo integral, promoviendo aprendizajes en conocimientos, habilidades y actitudes que servirán para enfrentar de mejor manera la siguiente etapa educativa.
Es en este período donde la formación desde un enfoque integral cobra especial relevancia, ya que busca potenciar dimensiones cognitivas, físicas, sociales, culturales, emocionales y morales, preparando a los niños y niñas para insertarse en un mundo cada vez más diverso y exigente.
Podemos decir que la educación inicial, mirada desde este enfoque, debe mantener el equilibrio entre lo cognitivo y lo emocional, integrando habilidades, conocimientos y actitudes de manera coherente y pertinente con las necesidades de cada estudiante.
Aportes fundamentales de la educación parvularia
La Ley General de Educación (2009) declara la importancia de contribuir a la formación integral de los estudiantes en distintos aspectos, entre los cuales destacan:
- Desarrollarse en los ámbitos moral, espiritual, intelectual, afectivo y físico de acuerdo a su edad.
- Desarrollar una autoestima positiva y confianza en sí mismos.
- Actuar de acuerdo con valores y normas de convivencia cívica y pacífica, conociendo derechos y responsabilidades.
- Reconocer y respetar la diversidad cultural, religiosa y étnica, así como la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
- Trabajar individualmente y en equipo, con esfuerzo, perseverancia, responsabilidad y tolerancia a la frustración.
- Practicar actividad física de acuerdo con sus intereses y aptitudes.
- Adquirir hábitos de higiene y cuidado del propio cuerpo y salud.
Por su parte, las Bases Curriculares de Educación Parvularia (2001) señalan nuevos énfasis de formación en la primera infancia, tales como la inclusión social, la diversidad, la interculturalidad, el enfoque de género, la formación ciudadana y el desarrollo sostenible. En este contexto, tanto principios como objetivos se orientan desde un enfoque de derechos, incorporando el juego como eje fundamental y otorgando a los niños y niñas un rol protagónico en sus experiencias de aprendizaje.
Educación inicial e inclusión
En los establecimientos de educación parvularia que atienden a niños y niñas con necesidades educativas especiales, la propuesta educativa se basa en potenciar de manera integral las distintas habilidades que presentan los estudiantes, considerando sus características y necesidades.
Se recogen estrategias multifuncionales donde el juego, la exploración y el aprendizaje activo y colaborativo cobran especial relevancia. De esta manera, se favorece la comunicación, la relación con el medio y la formación personal y social, aspectos transversales a todos los objetivos de aprendizaje.
En este sentido, es clave fortalecer la autonomía, independencia y habilidades socioemocionales, promoviendo una sana convivencia y el buen trato. Tal como se menciona en la noticia [TEA en el Aula: beneficios de estructurar y organizar rutinas y espacios para niños con NEE], el orden y la organización del entorno facilitan la participación activa y el bienestar de cada estudiante.
Una labor compartida
Nuestra tarea es formar niños y niñas de la primera infancia con necesidades educativas especiales, entregándoles herramientas para alcanzar su máximo potencial junto a sus familias y con el apoyo de un equipo de profesionales comprometidos.
De esta forma, la educación inicial no solo entrega formación académica, sino también un acompañamiento socioemocional fundamental para el desarrollo integral.
La invitación es a continuar en esta hermosa labor: educar y formar niños y niñas felices dentro de un espacio inclusivo, que garantice su participación y desarrollo pleno en igualdad de condiciones y oportunidades.