Educar las emociones desde una edad temprana es fundamental para el desarrollo integral de los niños y niñas. Que aprendan los colores y las formas es significativo, pero también lo es entender y manejar sus propias emociones. En nuestra escuela pretendemos que cada estudiante no solo sea un buen alumno y alumna, sino también una buena persona, capaz de enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y empatía, lo cual está plasmado en nuestro Plan de mejoramiento educativo (PME).
Aprender a reconocer nuestras emociones y las de los demás nos ayuda a llevarnos mejor, a trabajar en equipo y a resolver conflictos de manera pacífica. Es significativo para los niños y niñas aprender a manejar emociones enérgicas como el enojo o la frustración. En nuestras clases, enseñamos a los niños técnicas sencillas, como respirar profundamente o contar hasta diez, para calmarse cuando están molestos o enojados, ya que la educación emocional nos prepara para el futuro. Las habilidades como la autorregulación, la empatía y la toma de decisiones son esenciales para cualquier trabajo y para la vida en general. Aspiramos a que nuestros estudiantes estén preparados para enfrentar en un futuro próximo cualquier tipo de situación con confianza y habilidades sólidas.
En nuestras aulas, trabajamos con recursos como “El Monstruo de los Colores” para que los niños aprendan a identificar lo que sienten. y al lograr expresarlo con palabras, logramos fortalecer su confianza y felicidad. Por ejemplo, si un niño se siente triste porque extraña a mamá o papá, aprender a decir “me siento triste” puede ayudarle a recibir el consuelo o la contención que necesita, y esto lo enseñamos a través del “Monstruo de los colores”.
Si un niño aprende desde pequeño a reconocer sus emociones, estará mejor preparado para enfrentar los nuevos desafíos que se le presenten.
- Darlin Mellado M.
- Técnico de nivel superior en educación diferencial.
- Escuela de lenguaje Rucalaf.
