La transición educativa al sistema regular es un proceso que implica un cambio radical en la vida de los niños y niñas que están egresando del nivel parvulario. Requiere que los estudiantes logren adaptarse a un nuevo entorno educativo, con nuevas personas que los acompañarán en el camino y desafíos que apuntan al desarrollo de mayores habilidades para integrarse a una sociedad cada vez más exigente.
Asegurar las trayectorias educativas de los estudiantes es fundamental, ya que son tan variables como la diversidad de los niños y niñas, haciéndose imprescindible prestar atención a las características y necesidades particulares de cada uno.
El impacto del cambio según expertos
Según la Subsecretaría de Educación Parvularia, este nivel es “cuna de cambios en las trayectorias de las niñas y los niños”. Estos cambios destacan en:
- Los entornos físicos de los establecimientos educativos.
- Las interacciones entre equipos pedagógicos y niños.
- Las expectativas sociales sobre los procesos educativos.
- La percepción que tienen los párvulos acerca de sí mismos como aprendices.
Los niños y niñas viven las transiciones de forma constructiva, por lo que establecer relaciones positivas contribuye a su bienestar y desarrollo socioemocional.
Un enfoque multisistémico para la transición
Desde el Ministerio de Educación se propone generar espacios donde la transición educativa se establezca desde un enfoque multisistémico. Esto considera diferentes aspectos claves del desarrollo infantil al transitar de un nivel a otro:
- Desarrollo de habilidades superiores: El paso de la etapa pre-lectora y de pre-cálculo hacia un proceso de lectoescritura y lógico matemático más estructurado.
- Desarrollo emocional y social: Implica adquirir nuevas formas de relacionarse en otros contextos. Requiere que los niños puedan expresarse y adaptarse al cambio con apoyo constante.
- Apoyo familiar y escolar: Es vital que las familias y la Escuela se comuniquen y colaboren de manera constructiva. Para profundizar en cómo lograr esta sinergia, te invitamos a leer nuestro artículo “Comunicación Familia-Escuela: Un Pilar en la Formación de Nuestros Niños”, donde explicamos cómo este vínculo beneficia directamente al estudiante.
El fenómeno de la “escolarización” temprana
En los últimos años se ha observado un fenómeno especial en jardines y escuelas de lenguaje: los estudiantes de segundo nivel de transición (Kínder) tienen cada vez mayores exigencias académicas para prepararse para primero básico.
Aunque el Kínder no es obligatorio por ley (pese a contradicciones constitucionales), la transición hacia la Educación Básica ha traído una mayor “escolarización” de niños de 5 a 6 años. Esto se refleja en cursos más numerosos, distribución del mobiliario, más especialistas y una disminución de experiencias lúdicas, transitando hacia espacios más estructurados.
La invitación es que las comunidades educativas trabajen articuladamente para favorecer condiciones que permitan recorrer el camino a la Educación Básica regular de manera positiva y orientada al desarrollo integral.

- Katherine Roa Castillo
- Directora Académica
- Corporación Educacional Potencial