Las Escuelas Especiales de Lenguaje nacen en nuestro país con el objetivo de cubrir la necesidad de atención, diagnóstico y tratamiento oportuno, con la finalidad de reducir el impacto escolar en niños y niñas con antecedentes de retraso en el desarrollo del lenguaje o con un trastorno del lenguaje.

La prevalencia de los llamados TEL, en el año 1999, era cercana al 5% en la población chilena, por lo que representaba un desafío importante que requería atención especializada en el área del lenguaje oral.

Estas escuelas, normadas y regidas hasta el día de hoy bajo los decretos 1300 y 170, definen el Trastorno Específico del Lenguaje como una limitación significativa en el nivel de desarrollo del lenguaje oral, que se manifiesta mediante un inicio tardío y un desarrollo lento y/o desviado del lenguaje.

Actualmente, el término TEL ha quedado obsoleto en la normativa internacional y nacional, ya que el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V, 2013) clasifica a los trastornos específicos del lenguaje como TL (Trastornos del Lenguaje). Este cambio no solo modifica la etiqueta de la dificultad, sino que implica una transformación profunda en el diagnóstico, características clínicas, comorbilidades asociadas, pronóstico e intervención. A partir del año 2025, el MINEDUC comenzará a actualizarse de forma paulatina, comenzando con el cambio de nomenclatura. Así, el llamado TEL pasará a denominarse TL (Trastornos del Lenguaje).

El Trastorno del Lenguaje sigue siendo un factor de alto riesgo en la población escolar. Los niños y niñas ingresados a proyectos de integración escolar alcanzan un 18% del total de alumnos de un establecimiento escolar, y cada año esta cifra ha ido en aumento (Fundación Chile & Centro de Estudios MINEDUC, 2013).

Los niños y niñas con TL se consideran un grupo de riesgo para el aprendizaje del lenguaje escrito, ya que sus dificultades lingüísticas pueden influir negativamente en la comprensión lectora y en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura.

El Trastorno del Lenguaje presenta características que afectan el aprendizaje, tales como: habilidades disminuidas en la conciencia fonológica, un vocabulario limitado, reducida capacidad para comprender y expresar oraciones correctamente estructuradas, y dificultades en el discurso.

Si estas dificultades no son abordadas de forma oportuna por equipos interdisciplinarios desde la educación prebásica (educadoras de párvulos, educadoras diferenciales y fonoaudiólogos), tendrán un impacto negativo en el desarrollo de habilidades esenciales para la decodificación, fluidez y exactitud lectora, el reconocimiento de palabras y, muy probablemente, en la comprensión lectora, pudiendo desencadenar dificultades o trastornos de aprendizaje en la etapa escolar.

Por esta razón, como equipo interdisciplinario estamos comprometidos con la estimulación de las habilidades lingüísticas, potenciando al máximo el desarrollo de cada estudiante en un ambiente seguro, estimulante y motivador. Nuestro objetivo es que, al ingresar a educación básica, los niños y niñas posean las competencias lingüísticas y pedagógicas necesarias para desenvolverse con éxito y seguridad.