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Por qué la participación de la familia es esencial en el proceso educativo

La relación entre la familia y la escuela es esencial para acompañar el proceso educativo de los niños y niñas. El trabajo conjunto entre ambos espacios permite fortalecer los aprendizajes y el desarrollo integral de cada estudiante, creando una red de apoyo basada en la confianza, el respeto y la colaboración.

La participación activa, responsable e inclusiva de los distintos integrantes de la comunidad educativa es un pilar fundamental desde el nivel parvulario hasta el término de la vida escolar. En este contexto, la familia cumple un rol Es de gran importancia la relación que se establece entre el acompañamiento educativo y la familia en la formación de nuestros niños y niñas. Se requiere que ambos estamentos trabajen en conjunto y en mutuo acuerdo para apoyar de manera significativa el proceso de aprendizaje de los estudiantes.

La participación activa, responsable e inclusiva de los distintos integrantes de la comunidad educativa es un elemento necesario para el desarrollo integral y la formación de niños y niñas, desde el nivel parvulario hasta el término de su periodo escolar. En este contexto, la familia juega un rol fundamental.

Como recurso clave del aprendizaje y el desarrollo, los padres y familias ayudan a dar forma a las habilidades cognitivas, sociales, emocionales y físicas de los niños y niñas, para que ellos puedan tener éxito en su vida futura, fortaleciendo además la confianza en sí mismos, la autonomía y la independencia progresiva.

¿De qué forma podemos involucrar a la familia en el aprendizaje de su hijo o hija?

  1. Estableciendo una relación de colaboración con el equipo pedagógico de la escuela.
  2. Manteniéndose informados sobre los progresos académicos y emocionales de sus hijos e hijas.
  3. Asistiendo a eventos escolares, como reuniones de padres o actividades extraprogramáticas. La presencia de la familia en el proceso educativo de sus hijos(as) demuestra interés y fortalece el vínculo entre la escuela y el hogar.
  4. Creando un ambiente propicio para el aprendizaje en casa. Algunas actividades prácticas que potencian el desarrollo de los niños y niñas en el hogar son: leer junto con ellos, practicar habilidades básicas y en contextos cotidianos como contar, colorear o escribir, fomentar la curiosidad y explorar en conjunto temas de interés familiar.
  5. Enseñando a crear rutinas diarias saludables, como establecer horarios regulares para dormir, comer, estudiar y jugar, entre otros.
  6. Reconociendo y elogiando sus logros y esfuerzos, ya sean académicos, sociales o emocionales.
  7. Practicando la escucha activa y mostrando empatía hacia los sentimientos y experiencias de los hijos e hijas, preguntándoles siempre por su día a día en la escuela, validando sus emociones y brindándoles soporte emocional en momentos de alegría, tristeza o frustración.

En conclusión, podemos decir que la participación de la familia en el proceso educativo de sus hijos(as) desde el nivel preescolar no solo es deseable, sino vital para un desarrollo óptimo en todos los ámbitos del aprendizaje. El papel de la familia no puede ser pasivo, sino que deben involucrarse desde al amor y el pleno interés en el proceso formativo para potenciar el crecimiento cognitivo, emocional y social de los más pequeños de nuestra sociedad.

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  • Constanza Villaman Gómez.
  • Técnico en Educación Parvularia.
  • Escuela de Lenguaje Pequeños Tesoros.


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