Ayudar a los niños a volver a la calma es clave en su etapa de desarrollo, pues les permite regular sus emociones y aprender a gestionarlas de manera saludable. Cuando un niño está alterado, su cerebro está en modo de alerta y no puede razonar bien. Acompañarlo, validar lo que siente y ofrecerle herramientas para relajarse le ayuda a sentirse seguro y a recuperar el equilibrio. No se trata de distraerlo o minimizar su emoción, sino de guiarlo con paciencia para que aprenda a autorregularse con el tiempo.

     En los primeros años de vida, los niños están desarrollando habilidades fundamentales para comprender y regular sus emociones. En el contexto preescolar chileno, donde la diversidad de experiencias y ritmos de desarrollo es amplia, es común que algunos niños presenten episodios de desregulación emocional, lo que se manifiesta a través de llanto intenso, berrinches, gritos o incluso conductas agresivas. Ante esto, los padres cumplen un rol clave como agentes de apoyo y comprensión, tanto en casa como en colaboración con la escuela.

¿Qué es la desregulación emocional?

En los primeros años, los niños están desarrollando habilidades fundamentales. En el contexto preescolar, es común ver episodios de desregulación (llanto intenso, berrinches, gritos), ya que la corteza prefrontal —encargada del control de impulsos— aún se encuentra en desarrollo entre los 3 y 5 años.

6 Estrategias para apoyar a los niños

A continuación, se presentan algunas estrategias basadas en la evidencia para apoyar a un niño o niña en estos momentos:

1. Mantener la calma como adulto referente: Los niños absorben el estado emocional del adulto. Si reaccionas con gritos, el niño se desorganiza más. Tú eres su “ancla” emocional; respira profundo antes de intervenir.
2. Nombrar la emoción: Frases como “Veo que estás muy enojado porque no pudiste jugar más tiempo” validan su sentir sin justificar la conducta, ayudándoles a reconocer sus estados internos.
3. Utilizar el contacto físico con consentimiento: Un abrazo o tomar la mano puede ser muy regulador. Ofrece una presencia segura sin invadir.
4. Crear rutinas y anticipar cambios: Los niños pequeños funcionan mejor con estructuras predecibles. Avisar “en 5 minutos guardamos los juguetes” reduce la ansiedad. Las rutinas son fundamentales para la seguridad infantil; si deseas profundizar en cómo crearlas, te recomendamos leer nuestra noticia “Establecer Límites en Casa: 5 Acciones Clave para el Aprendizaje en Educación Parvularia”.
5. Ofrecer espacios de pausa (no de castigo): Utiliza un “rincón de la tranquilidad” con cojines o libros, invitándolo a calmarse ahí sin obligarlo, para que no lo sienta como un castigo.
6. Trabajar con el equipo educativo: La comunicación constante entre familia y educadores para compartir estrategias mejora significativamente el acompañamiento.

Actividades lúdicas de respiración

Aquí hay algunas actividades útiles para replicar en casa o en la escuela:

• El soplido de la flor: Pide al niño que imagine una flor. Inhala profundo para olerla y exhala suave como si soplara sus pétalos.
• El viaje del caracol: Anima al niño a moverse muy lento, diciendo: “haremos una carrera, pero debemos hacerlo muy lento”.
• El susurro mágico: Insta al niño a decirte lo que siente al oído y con voz de susurro.
• Respiración del dragón: Imaginen que son dragones. Tomen aire por la nariz y exhalen por la boca de forma controlada, como lanzando fuego lento.

“Nunca compares a un niño con otro, no se compara la luna con el sol; cada uno brilla a su tiempo y a su manera”.

• Mariela Paredes Yáñez.
• Educadora Diferencial.
• Escuela de Lenguaje Pequeños Tesoros.